El proceso es muy sencillo: CareTrack, un sistema telemático de Volvo, recopila información de una serie de puntos de la máquina, los cuales son además supervisados de forma remota mediante la comunicación entre máquinas por parte de los centros de control de funcionamiento que tiene Volvo por todo el mundo. Es ahí donde los expertos especializados de Volvo, los cuales conocen las máquinas perfectamente, emplean un avanzado software de diagnóstico con el que procesan la información. Siempre que se detecta una alerta grave o un fallo en una máquina, se advierte al concesionario y se le facilita información sobre el diagnóstico del problema. A continuación, el concesionario informa al cliente sobre la incidencia y se toman las medidas necesarias para solucionarla.
Por suerte, los problemas graves ocurren con muy poca frecuencia. No obstante, los clientes pueden tener la tranquilidad constante de que se está supervisando sus máquinas mediante informes semanales de su rendimiento. Estos informes revelan áreas susceptibles de mejora con vistas a aumentar la disponibilidad de una máquina en concreto o de una flota de máquinas.
Si hay una ventaja que destaca entre las otras de Volvo ACTIVE CARE y de los centros especializados para el control de funcionamiento es que los clientes ya no tienen que pasar tiempo sacando conclusiones de una cantidad descomunal de información de la máquina, ya que de eso se encargan precisamente Volvo y su concesionario.
Debido a que esta interacción se produce con mayor frecuencia, tanto Volvo y el concesionario, como los clientes pueden colaborar para determinar qué medidas se pueden adoptar para optimizar el factor que más afecta a la rentabilidad: el tiempo de funcionamiento.
«Con ACTIVE CARE, apostamos más que nunca por tiempos de funcionamiento más extensos», apunta Koen Sips, vicepresidente de Soluciones para clientes de Volvo CE.
Imagen 1: Volvo ACTIVE CARE elimina el exceso de cálculos en los sistemas telemáticos.
Imagen 2: Informes detallados semanales.